Muchas personas me habéis preguntado cómo surgió esto de crear un blog y realmente, creo que fue todo un proceso. Un proceso que podríamos resumir en las líneas que os muestro a continuación:
Un día, en un de mis viajes, decidí dar rienda suelta a mis sentimientos ya que estaba atravesando una época personal difícil y comencé a escribir un par de líneas, a modo de terapia. Era una idea, la de escribir, que siempre había estado «ahí» pero que nunca había tenido el valor de materializar.
Lo que comenzó siendo un par de líneas, acabo en esta especie de cronología de un viaje, una aventura y un momento. Un momento personal complicado, diferente. Un momento de esos de… ¡Punto y aparte!
Y de ésta manera tan peculiar, ésta singular «carta» que en su día publique en Facebook, sufrió una bella metamorfosis y se convirtió en lo que sin yo saberlo, iba a ser mi primer Post.
Carta desde Brazil…
Un viaje difícil, no por lo difícil del viaje sino por el momento en el que he viajado.
En este viaje me he dado cuenta de muchas cosas, entre otras, lo difícil que tiene que ser viajar solo. Esa soledad que te puede invadir por dentro cuando te das cuenta que no tienes a nadie al lado para compartir las cosas o anécdotas que surgen, puede ser devastadora. Por otro lado, creo que puede ser necesario para encontrarse a uno mismo y hallar un poco de paz interior en momentos complicados.
Al leer estas palabras podréis pensar que he realizado este viaje solo y no, no ha sido así. Tendría que empezar diciendo como surgió…
Todo empezó hace poco más de un año, cuando el 14 de febrero de 2014 me rompí el peroné practicando artes marciales. Entonces, decid que pasado un año, si estaba recuperado, haría un viaje importante. Pasado este tiempo, evidentemente estaba más que recuperado (soy un poco alarmista y no lo tenía muy claro… jaja) y comencé a darle vueltas a ese viaje que me había prometido a mi mismo. Así que empecé a tantear a varios amigos que intuia que querrían acompañarme en esta pequeña aventura. Finalmente, Aser y Julen no pudieron (os he echado de menos amigos, aquel viaje a Cuba fue especial) así que los valientes en esta ocasión fueron Aitor e Iñigo, este último responsable del destino elegido.
Una vez elegido el destino, destino que a mi personalmente me daba bastante respeto por el tema de la seguridad, o mejor dicho inseguridad, sólo faltaba empezar a organizar la aventura.
Al principio nos decantamos por consultar agencias, pero después de comprobar que lo que teníamos en la cabeza, que básicamente era Salvador de Bahía – Morro de Sau Paulo -Costa Coqueiros, se iba de precio en las típicas agencias, decidimos hacer todas las reservas por nuestra cuenta a través de internet (todo un acierto por otra parte, no hemos tenido ningún tipo de problema y el presupuesto ha sido inferior sinceramente).
LA DECISIÓN
Finalmente llego el día 17 de marzo de 2015. El día anterior estaba muy nervioso, no por las ganas de viajar sino por la ansiedad que me entra cuando tengo que abandonar mi pequeña burbuja, burbuja en la que me siento muy seguro y tranquilo, es decir, mi vida, mi día a día, mi zona de confort.
Algo dentro de mi decía que no cogiera el avión, y eso que era yo el artífice de este viaje ¿Pero como iba a fallar a mis amigos? Creo que solo eso fue lo que hizo que montara en el avión (sin olvidar mencionar que cada vez llevo peor lo de volar, me empieza a dar pavor). Bueno, una vez superada la crisis y pasadas 9 horas y 20 minutos, llegamos a Salvador de Bahía. Nada más pisar suelo brasileño pensé… ¡Ha merecido la pena!
SALVADOR DE BAHÍA
Al salir del aeropuerto nos estaba esperando una chica simpatiquísima que nos acabaría haciendo de pequeña guía improvisada para llevarnos a nuestro primer alojamiento, situado en pleno centro del barrio antiguo de Pelouriñho. Digo lo de guía improvisada porque fue la primera persona que nos aconsejo respecto a que calles transitar y que calles digamos que… mejor no descubrir.
Bueno, continuemos. Teníamos cuatro noches por delante en esta primera etapa del viaje para conocer Salvador de Bahía. Esta primera fase del viaje fue la más dura para mi, sucedieron cosas personales que hicieron que me desestabilizara emocionalmente y al tercer día casi cojo un vuelo de vuelta. Pero… Eso hubiera sido la salida fácil y tomando esa decisión me estaría fallando a mi mismo. Así que decidí quedarme con todas las consecuencias. Creo que es importante mencionar el gran apoyo que me dieron mis dos compañeros de viaje, fueron compresivos, muy comprensivos y tremendamente generosos (SIEMPRE os estaré agradecido y NUNCA se me olvidara, GRACIAS).
Sobre Bahía que os puedo decir, la zona de Peluriñho tiene un encanto especial. Estuvimos en la calle en la que se grabó el vídeo clip de
Michael Jackson (They Don’t Care About Us), lugar precioso y visitamos varias de sus iglesias. En las afueras de una de ellas nos hicieron hacer lo de la pulsera de tela que consiste básicamente,en elegir entre varios campos de la vida (salud, amor, fuerza, familia, bien estar…) una vez elegido el color, el hombre te hace tres nudos, con cada uno de ellos tienes que pedir un deseo relacionado con el campo que has elegido y no te puedes quitar la pulsera, se tiene que romper por si sola o no se cumplirán los ansiados deseos. El hombre te aconsejaba un campo al verte, a mi me recomendó fuerza.
También conocimos el mercado Modelo, donde el regateo es un arte, y el ascensor Lacerda que comunica la zona alta ( Pelouriñho) con la zona baja de la ciudad (el puerto).
Para terminar de conocer todo Bahía nos decantamos por el típico bus turístico que la verdad es que siempre son un acierto para hacerte una composición del lugar.
MORRO DE SAU PAULO
Pasaron las cuatro noches y toco despedirse de Bahía para ir por mar hasta Morro de Sau Paulo. Morro… ¡¡¡No tenia ni idea de lo encantador del
lugar!!! Los propios Brasileños dicen que es uno de los lugares más bonitos de Brasil. Y desde mi humilde punto de vista, no les falta razón.
En esta segunda etapa del viaje que consistía en tres noches en un hotel con mucho encantado, apartado del centro turístico y los ruidos, se creo un momento muy especial para mi, encontré un diván de casualidad. Me explico: Una de las tardes y después de una noche un poco loca, mis compañeros decidieron descansar en la habitación. Yo me uní a ellos, pero mis inquietudes eran más fuertes que mi cansancio, así que decidí aprovechar el tiempo e ir a tomar el sol a la piscina. Pero cuando salí de la habitación, el día estaba nublado, y entonces pensé en dar un paseo. El paseo no fue muy largo ya que al llegar a la zona del bar, a escasos 200 metros de nuestra habitación, me fije en una especie de sofá de mimbre con mil cojines y decidí tumbarme en él un ratito a escuchar musica y reflexionar.
Ese ratito fueron tres horas, tres horas en las que se mezclaron mil sentimientos diferentes y enfrentados entre ellos: Rabia, tristeza, frustración… Pasadas esas tres horas y analizados esos mil y un sentimientos, me sentí un poco más tranquilo, más relajado. Creo que si tuviera que elegir un momento del viaje, seria ese instante. Bueno ese y este en el que estoy escribiendo estas lineas, sentado en una tumbona en Costa Coqueiros, en la zona de la piscina, inmerso en una oscuridad casi total de no ser por la escasa luz de las estrellas y mi iPad. A escasos metros del mar donde durante el día hay un ruido constante de la gente disfrutando de las actividades que ofrece el Resort y en el que ahora sólo hay silencio, un silencio interrumpido únicamente por las olas del mar y los animales autóctonos del lugar.
Bueno, que me desvío… jaja ¿Que ofrece Morro de Sau Paulo? Naturaleza, mil actividades (que no hicimos), encanto y tranquilidad. Un lugar precioso, un lugar para descubrir, para descubrírselo a esa persona especial.
COSTA DE COQUEIROS
Y llego la tercera y última etapa del viaje. Costa de Coqueiros. Otras cuatro noches por delante de las cuales, ya han pasado dos de ellas. Poco puedo decir del lugar, palmeras, playas idílicas enormes y un TI (Todo Incluido).
Relajación total.
Quizás, como ya he mencionado antes, de este lugar me quedo con este momento, momento en el que he decidido dar rienda suelta a mis sentimientos y escribir mi experiencia en modo de carta o reflexión para posteriormente compartirla con vosotros.
LA REFLEXIÓN
La verdad es que yo nunca he sido de compartir nada por las redes sociales, es más, mi actividad es casi nula en dichas redes, pero últimamente me ha dado por replantearme algunas cosas y ésta parece que ha sido una de ellas. Puede que algo de culpa tenga Josef Ajram, no se si le conocéis… Al que una vez le escuche decir que si tienes una red social es para compartir momentos, cosas o pensamientos con el mundo, sino, ¡¡¡Para que la quieres!!! No es que le considere un gurú, pero el tipo me cae simpático, es un broker deportista que de repente le dio por hacer triatlones, ultramaratones… y ahora no para de superar sus propios retos y metas, bajo el lema «Where is The limit?». No es el mejor en ninguna de las dos disciplinas, pero lo que se propone lo consigue y creo que eso es suficiente para que una persona se gane mi respeto.
Bueno gente, va llegando la hora de la despedida que me extendido más de lo que tenia en mente… Así que me despido desde este rinconcito tan lejano situado en el norte de Brasil. Espero que os haya parecido entretenida la lectura, si es que alguien la lee… A mi de momento, me ha servido de terapia y con eso es más que suficiente.
Saludos…
Pd: Curioso haber empezado hablando de lo difícil y duro que puede ser realizar un viaje solo, y haber elegido finalmente, como dos de los mejores momentos del viaje, dos momentos en soledad.
A 27 de marzo de 2015, Costa Dos Coqueiros (Brazil)
Carlos Ramajo para –MiFaDeLoSu–