Entramos en la recta final de diciembre. El último mes del año. Un mes diferente al resto.
Como todos sabéis, llega el mes de esas “fechas especiales”, el mes de las navidades. Es curioso porque la mayoría de vosotros cuando erais mas jóvenes, vivíais éste mes con una ilusión especial, una ilusión que a veces con el tiempo se pierde. Y que con los años, la mayoría, no vive con la misma intensidad que antaño.
Tengo que decir que éste no es mi caso, aunque siendo sincero,
admito que durante algunos años perdí esa ilusión tan importante en la vida de uno. Pero hoy en día puedo decir que no es así.
Desde que me independice (en el año 2009, hace ya siete años), decidí crear mis propias tradiciones. Creo que cuando uno decide emprender su propio camino, “volar”, debe comenzar sus propias costumbres. Es importante comenzar a crear “los momentos” de uno, en su nueva vida.
Una de las tradiciones que he creado, es la de poner mi propio árbol de navidad.
Durante todos estos años de… “volar solo”, he puesto ese arbolito con una ilusión especial. Es algo que he hecho con diferentes personas a lo largo de estos años, pero que siempre lo he realizado con mucha ilusión.
¡Mi propio árbol! ¿Quién me lo iba a decir? Ese renacuajo que hace años esperaba impaciente a que su madre le dejara poner el nacimiento o el árbol, ahora decide cuando y con quién vuelve a crear ese mágico momento.
Otro de los momentos que he creado, es el de los famosos regalos. Como todo buen árbol navideño que se precie, ¡tiene sus propios regalos, COMO NO! Pero la tradición no es que en él haya regalos (sería demasiado evidente), sino que después de ir a casa de los aitas (padres), abrir los regalos junto a ellos, mi tía y mi primita (la futura médico y ya escritora, jeje), comer y reposar la comida con su correspondiente sobremesa, vamos todos a mi “pequeño refugio”, y volvemos abrir cada uno de nosotros los regalos que nos toquen (dependiendo de como se haya portado cada uno, como marca la ya famosa tradición, jajaja).
Además de eso, SIEMPRE añado el también “típico” Rosco de Reyes. Y como no… su famosa haba. ¿A quién le tocara este año? ¿Quién tendrá que pagar el próximo año el Roscón de Reyes? jajaja-jajaja…
Todo ello, conforma mi pequeña tradición, la tradición que se ha creado a partir de mi propia independencia. Por ello, os invito a que durante unos días, os olvidéis de todo ese estrés que acumulamos día a día, que deis rienda suelta al niño que todos y cada uno de vosotros lleváis dentro, e igual que hice yo en su día, creéis vuestros momentos, vuestras costumbres, vuestras tradiciones.
Como he dicho en más de una ocasión, los momento surgen, claro que surgen, pero también se crean, porque no os olvidéis que también dejan de surgir. Así que… ¡¡¡CREAAARLOOOSSSSS!!!
Son esas pequeñas cosas las que marcan la diferencia. Recordar: «Quien tiene magia, no necesita trucos.» Y son fechas mágicas como para no tener un poco de magia.
Carlos Ramajo para –MiFaDeLoSu–
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