Tomar decisiones, siempre es complicado. Requiere, un esfuerzo añadido por parte de la persona. Un gran esfuerzo. Más aún, cuando una de las opciones requiere abandonar un lugar, un puesto de trabajo, una situación personal, o incluso una persona. Es decir, cuando hay sentimientos por medio, o están en juego los mismos, suele ser una auténtica odisea llegar a una determinación.
En este tipo de situaciones, es cuando se genera y experimenta un mayor estrés, ya que incluso puede entrar en juego el «hago bien o hago mal». La propia ética o moral, a la hora de tomar decisiones, puede ser un desencadenante importante para el famoso bloqueo, en el que decidir, tomar una decisión, deje de ser una opción.
Motivos por lo que nos cuesta decidir
Dentro de la naturaleza del ser humano, está el factor egoísmo. Hay personas que lo tienen más desarrollado y otras menos. Dependerá de la educación, valores y principios inculcados en la enseñanza, la educación.
Dentro del factor egoísmo, está el intentar tener la mejor opción para uno mismo, de todas las opciones o posibilidades existentes, ya que creemos, de forma errónea, que la mejor opción va unido a la felicidad personal que se puede alcanzar.
Aunque no seas consciente de ello, la toma de decisiones, va enlazado al apego. Sí, a esa sensación en forma de miedo que nos da el soltar, dejar un camino, para empezar a recorrer otro, con todo el estrés que conlleva un nuevo cambio en las personas, a la hora de tener que amoldarse a una nueva situación.
Si al cóctel, añadimos, que en una de las opciones, en la que te encuentras en la actualidad, te sientes cómodo, el tener que decantarse por otra vía, una diferente, puede no ser una opción a tener en cuenta, incluso si no sentimos realización plena en la situación en la que nos encontramos.
La dificultad a la hora de tomar decisiones, va ligado directamente con las propias dudas existencialistas. Es decir, cuanto menos claro tengas lo que quieres en tú vida, más difícil será, ante una posible bifurcación, tomar una determinación. Y al revés, si tienes claro cuál es tu proyecto de vida, lo que quieres y lo que no ella (el conocer lo que no quieres es sumamente importante), el tener que decidir ante dos caminos será algo relativamente fácil, sencillo, y que no acarreará quebraderos de cabeza.
La eterna cuestión
¿Eligiendo el camino, la opción A, me irá mejor que con el B? En la mayoría de las ocasiones, incluso habiendo valorado previamente todos los aspectos, matices y consecuencias de cada decisión, existirán circunstancias que, o no habrás tenido en cuenta, o era imposible prever algunas de las consecuencias relativas a las decisiones tomadas, que hacen, que la elección por la que te decantaste, no haya sido la acertada, o la más conveniente.
Siempre que te cueste tomar una decisión, tienes que tener en cuenta el factor tiempo. Tienes que ser consciente, de cuanto tiempo dispones antes que dicho elemento, imposibilite alguna de las opciones, o simplemente, que sea este mismo factor, el tiempo, el que haga que decidan por ti. Aunque esto, no tiene porque ser negativo. En ocasiones, que elijan por ti, es lo mejor que te puede pasar en la vida, pero no es lo más habitual, ni recomendable como filosofía de vida. De hecho, conozco personas que tienen lo que podríamos denominar como virtudes especiales, o que cumplen con las características necesarias para ser exitosas, incapaces ante diferentes posibilidades tomar una decisión, quedándose estancadas, bloqueadas, imposibilitando de este modo un crecimiento personal. O lo que es aún peor, dejando que otras personas tomen decisiones, muchas veces desfavorables para su persona, o viviendo destinos determinados elegidos por otros, sin importar la propia realización como ser humano, o el propio sentido de la vida propia.
La conclusión
A veces en la vida, tomamos decisiones que nos llevan por caminos desconocidos, caminos inciertos, o caminos donde la luz no se alcanza a vislumbrar. ¿Pero, que sería de la vida sin esos momentos de incertidumbre, que le dan cierto cariz de emoción a la misma? Seguramente, la respuesta sea una vida monótona, aburrida y soporífera. Así que si tienes que equivocarte, equivócate, eso, es vivir.
Solo me atrevo a darte un consejo. Si vas hacer algo en la vida, que sea, porque vas a poner tu alma, tu esencia y tu corazón en ello. Sino, simplemente, no lo hagas.
Por último, recuerda que eres el producto final, de tus decisiones pasadas. Si en el punto en el que te encuentras en la actualidad, «no estas mal», entonces confía en tú capacidad de elección. Y si por el contrario, las decisiones pasadas no fueron muy acertadas, y planeas cambiar debido a que tú situación actual no es a lo que aspirabas, piensa que las determinaciones actuales, pueden conducirte a un futuro deseado. Un futuro mejor, en el que la felicidad constante forma parte de tu vida.
Carlos Ramajo para –MiFaDeLoSu–
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Buen post. El final espléndido. Me quedo con lo de sí ahora no estás mal…para mí significa que estas acomodado, que necesitas decidir, decidir para evolucionar.
Hay personas que estando «acomodadas», se encuentran en una zona de confort, y no necesariamente necesitan evolucionar. Existen otra, como tú bien has señalado, que si necesitan abandonar la zona de confort, o zona In-Confort como a mi personalmente me gusta más denominarla, y de ciertos estímulos para sentir una realización o una evolución personal como tal.
Te dejo un link, sobre un post que publique no hace mucho, referente a éste asunto https://mifabricadelosuenos.wordpress.com/2017/05/09/la-zona-in-confort/
Un saludo y gracias por tu comentario Alvaro.