Hace unas semanas , tuve la gran suerte de poder asistir a unas jornadas de psicología, en las que dos de las temáticas principales, versaban sobre el término Resiliencia en menores que desgraciadamente habían sufrido hechos traumáticos, y como sobreescribir el pasado.
Las ponencias, fueron impartidas por dos expertos e ilustrados maestros en la materia, el chileno Jorge Barudy, y como representación autóctona, Enrique Echeburúa.
En la segunda charla, impartida por el doctor Echeburúa, el ponente recomendó una obra que casualmente tenía en mi lista de lectura: «El hombre en busca de sentido» del autor Viktor E. Frankl. Autor que vivió en primera persona y fue testigo de uno de los mayores genocidios por parte del ser humano en lo que a la historia reciente se refiere.
Gracias al comentario del anfitrión, decidí apartar la obra en la que estaba inmerso y aventurarme con la recomendación anteriormente citada. He aquí, mi impresión al respecto:
¿Cómo podría comenzar a describir este ensayo? Desgarrador testimonio relatado en primera persona, sobre la monstruosa obra del ser humano, que un día decidió exterminar a parte de la humanidad, por el simple hecho de ser de una etnia diferente. Exterminio, centrado en uno de los escenarios más atroces que el ser humano ha sido capaz de crear, el campo de concentración nazi, de nombre Auschwitz.
Experiencia, analizada desde un punto de vista psicológico de una manera minuciosa, en la que el lector, no puede sacar menos que un gran aprendizaje sobre el propio ser humano y su gran desconocida, la mente humana.
Relato intenso sobre el valor de la vida y la muerte, en la que unos psicópatas, amparados por una ideología absurda, disponían del poder de conceder y quitar la vida, cuales Dioses, con suma facilidad. Tanta facilidad, que el desprecio por la misma se hace patente a lo largo de las páginas de esta gran obra.
El autor, con su vivencia y análisis, muestra las diferentes formas y posturas del ser humano ante la incertidumbre de vivir o morir, diario y constante, en el que la actitud a la hora de afrontar una situación tan dantesca, puede hacer inclinar la balanza hacia un sentido u otro, sin olvidar la simple y trágica fortuna, que también marcaba diferentes destinos para las víctimas de tan lamentable y vergonzosa época nazi. Epoca, en la que el ser humano, una vez más, tardo en reaccionar para impedir un exterminio injustificado, de tal magnitud.
Sin lugar a dudas, un ejemplar totalmente recomendado, en la que el lector, observara una época de la historia reciente de una manera diferente tras la lectura de esta gran obra.
Carlos Ramajo para –MiFaDeLoSu–
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Hablar de Resiliencia, es hablar de Trauma.
Hace unos años que leí ese libro. Al leer tu post he pensado que también me lo indicaría algún profesor, ¡pero no!, me ha venido claramente a la memoria quién fue: El Vicario General del Obispo de mi ciudad, cuando fui a solicitar mi anulación matrimonial.
En aquella época, ¡no tenía ni idea que sufría un trauma!, y no ha sido hasta este momento, en el que acabo de darme cuenta de que, sin duda, él sí se percató de ello. Yo, fuí diagnosticada 7 años más tarde.
Las personas somos muy distintas las unas de las otras. Hay personas que son víctimas y quieren seguir viviéndose como víctimas. Nunca me sentí cómoda entre ellas. Siempre he preferido buscar la manera de solucionar las limitaciones que cualquier hecho traumático te deja, porque ¡se puede salir!, ¡se puede avanzar!, ¡uno puede reconstruir su futuro!: adaptarse.
Hay otro libro: «El amor que nos cura» de Boris Cyrulnik, también muy recomendable que ayuda a tirar siempre hacia adelante.
Saludos
Antes de nada, una vez más, gracias por tu aportación María, que además, al ser un testimonio propio es muy de valorar.
Ahora por partes. Primero, muy buena recomendación la de El Vicario, del libro se pueden extraer grandes aprendizajes.
Por otro lado, decir que la vida no siempre es fácil, y que hay hechos, situaciones o circunstancias que nos pueden afectar en mayor o menor medida, llegando a, incluso, producirse un trauma. No lo veo como algo negativo, siempre y cuando adquiramos los recursos necesarios para salir fortalecidos de ellos, de ahí el término resiliencia. Es más, en la mayoría de las ocasiones, un crecimiento personal importante, se produce tras haber conseguido salir de una circunstancia negativa o un hecho traumático.
Para finalizar, me quedo con tus últimas palabras, y las cito con tu permiso: «¡Se puede salir!, ¡Se puede avanzar!, ¡Uno puede reconstruir su futuro!: Adaptarse.»
¡Ah! Sin lugar a dudas, leeré tu recomendación María.