¿Es el amor de mi vida?

Cuando estás inmerso en una relación, siempre hay un momento en el que te preguntas si la persona con la que has decidido mantener un vínculo sentimental es la adecuada o no. Éstas dudas existencialistas son inevitables. Surgen en ti cuando las mariposas revoloteando en tu estomago deciden plegar sus alas, posarse y dejar de producir ilusiones.

Tras el periodo de conquista, época en la que tan solo te han mostrado la mejor versión, empiezas a vislumbrar las sombras de la persona «elegida». Y las dudas se tornan inevitables.

Sabes que la respuesta es muy sencilla. Pero como viene siendo habitual en el ser humano, característica intrínseca, te niegas en ver lo evidente: Responder preguntas cuya resolución no te va agradar y tomar decisiones cuanto menos difíciles de llevar adelante. Y es que tomar decisiones, siempre es una tarea que se intenta postergar en el tiempo con malos resultados.

Conectar con tú interior y… Siente:

Si cuando te mira sus ojos no brillan, no desprenden un aura de admiración y respeto: No, no es él, no es ella.


Si cuando estás junto a esa persona, cualquier lugar en el que os encontréis, no se torna como por arte de magia en un paraíso, siento decirte: Que no, no es la persona adecuada.


Si cuando la persona que está a tu lado no apoya las batallas que decides emprender o afrontar, no se enorgullece de tu trabajo y tus logros: No, no es la persona junto a la que te desarrollarás para ser una mejor versión de ti misma.


Si en la comisura de sus labios no se esboza una pequeña y ligera mueca a modo de sonrisa traviesa cuando observa tu forma de expresar, mirar, sonreír, tu forma de ser en definitiva, tu esencia: Tampoco es la persona que te hará feliz.


Si cuando estás pasando por un mal momento, situación delicada, ya sea física o psicológica como puede ser una situación de estrés, la persona que has elegido para caminar junto a ti no está a tu lado o no se preocupa por ti: No, sigue sin ser él, sigue sin ser ella.


Si no se preocupa en reparar tus rotas y desgastadas alas, si no cree en ti, si no es el viento que sopla tus alas para ayudarte ha alcanzar vuelos más alto: Entonces es el momento de buscar nuevos soplos que eleven tus alas a cotas mayores.


Si su tiempo es lo más importante, despreciando el tuyo, concédeselo de forma integra. Y regálate a ti, el tuyo. ¡No lo derroches en personas que no aprecian un regalo del tal magnitud!


Cuando el egoísmo de una de las personas impera, anteponiendo siempre sus intereses, caprichos o placeres ante los de la otra persona sin importar los sentimientos de esta última: Suelta. Deja marchar, agradece una partida, o sé valiente y abandona un barco que jamás alcanzará puerto.

Conclusiones:

Una relación que no avanza, que no crece en la misma dirección es una relación muerta. Un barco a la deriva donde sus protagonistas siguen unidos incapaces de tomar duras decisiones pero necesarias, por no afrontar nuevos horizontes debido a un apego tóxico o simplemente por el famoso y tan temido miedo a la soledad.

Soledad rehuida por una sociedad, en la que nos marcan a fuego como modelo de felicidad absoluta la necesidad de tener pareja por encima de todo. Obviando de manera pueril, una pérdida fundamental e imprescindible, como es la maravillosa y fantástica tarea del autoconocimiento.

Conocerse a uno mismo. Necesario para saber quién eres. Aprender a amarte y saber que es lo que quieres antes de comenzar una relación.

Antes de embarcarte en una relación conócete y quiérete más que a nadie en este mundo. Después escucha tu interior. Cada latido, a modo de segundero de reloj, dictara las cualidades  necesarias que debe reunir una persona para emprenden un proyecto en común.

No olvides que tener pareja tiene que tener como meta el crecimiento personal mutuo. Con un objetivo imprescindible: Alcanzar proyectos en común ¡No te conformes con cualquier otra cosa!

 

Carlos Ramajo –MiFaDeLoSu

 

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