La generación del clic

Definitivamente somos la generación del clic. A través de un simple golpe de ratón o de toque de pantalla conseguimos la mayoría de las cosas a nuestro alcance. Incluso algo tan complejo como una relación sentimental o esporádica. Sin trabajo, sin esfuerzo, sin sacrificio pero de la misma manera sin esencia. Y es que todo tiene un precio.

La generación del clic. Una generación incapaz de prestar atención a la visualización de una serie o una película sin echar un ojo al «smartphone». ¿Alguna vez te has preguntado cuando fue la última vez que te pusiste a ver una película y durante las dos horas de media que dura la misma no miraste ni una sola vez tu teléfono móvil? Si todavía no te la has hecho, hazlo. Quizás descubras una triste realidad.

La generación del clic. La generación más social conocida hasta el momento. Capaz de elevar sus círculos relacionales a infinito e ineficaz a la hora de mantener conversaciones con los presentes sin wasapear con los ausentes.

La generación del clic. Torpe a la hora de saborear una apetitosa cena en buena compañía en uno de los restaurantes del momento pero inmensamente habilidosa para dar a conocer al mundo entero a través de las diferentes redes sociales existentes de tal evento.

La generación del clic. Una generación capaz de mostrar una vida de ensueño de puertas para afuera y vivir una en ruinas de ellas para adentro.

La generación del clic. Dotada de la tecnología perfecta e ideal para descubrir a un futuro amor y estúpida a la hora de centrarse en el mismo una vez hallado debido al flirteo constante y existente en las diferentes redes sociales a las que pertenece.

La generación del clic. Toda una generación dotada de la información suficiente para desarrollarse emocionalmente y así no necesitar de relaciones tóxicas o improductivas y paradójicamente enormemente dependiente desde el punto de vista emocional de unos simples y a su vez patéticos likes.

La generación del clic a través de las ya no tan nuevas tecnologías ha obtenido infinidad de ventajas respecto a sus antecesoras. Ahora todo es más sencillo a través de un simple clic o «toque» de pantalla. Pero todo tiene un precio. Ha perdido una de las cosas que dan sentido al hecho de vivir: Sentir y disfrutar todo aquello que realiza en cada momento centrándose única y exclusivamente en aquello que lleva acabo a través de la atención plena.

Carlos Ramajo para –MiFaDeLoSu

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