Salir de una relación y comenzar a involucrarse en otra es algo bastante habitual hoy en día y realmente sencillo. Máxime cuando no has terminado de zanjar una y ya estas dando pie o inicio a otra. Y es que no es más que ir sustituyendo poco a poco una persona por otra con el aliciente de la novedad y la propia excitación que conlleva el hecho de conocer a alguien con quien experimentas cierta química. Una opción bastante cómoda que estoy convencido que conoces muy bien. Pero también contraproducente y desde luego nada valiente y arriesgada.
Cuando cambias a un persona por otra con tanta precipitación, te privas a ti misma de realizar una reflexión profunda y necesaria sobre una etapa de tu vida que, no te voy a discutir, muy probablemente había llegado a su fin.
En realidad buscas, sin ser consciente de ello, sustituir un vacío que eres incapaz de llenar de otra manera que no sea junto a otra persona. Porque es más fácil estar con alguien que estar contigo misma. Pero en esa precipitada carrera por evitar la soledad, obvias que para comprender lo que ha sucedido y entender que es lo que realmente necesitas en una relación de pareja es necesario un tiempo en soledad. Un periodo de tranquilidad donde poder obtener un conocimiento propio de las necesidades reales a la hora de entablar una nueva relación.
¿Eres incapaz de no estar involucrada en una relación?
Existen dos tipos de personas. Aquellas que van de una relación a otra (y tiro porque me toca) y aquellas que deciden enfrentarse a la soledad. Las primeras no saben estar sin una persona al lado. Pasados los años, se dan cuenta que no son felices independientemente de la persona junto a la que se encuentren. Todo ello, porque un día fueron incapaces de encontrarse a si mismas y de este modo comprender lo que realmente querían y necesitaban de una relación sentimental de pareja. Las segundas, tuvieron la valentía de colocarse frente a la soledad. Le miraron a los ojos sin temor y entendieron que para alcanzar la felicidad no era necesario tener alguien al lado.
Esta últimas Aprendieron la lección de elección, donde la soledad se transformaba ahora en una nueva posibilidad. Y descubrieron que la mayor soledad que pueden experimentar a lo largo de la vida, es la de estar con una persona por ser incapaces de estar consigo mismas.
Carlos Ramajo para –MiFaDeLoSu–
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