Relaciones tóxicas

Durante un tiempo pronuncié en más de una ocasión las siguientes palabras: «Te quiero mucho, pero más me quiero a mi» ¿Suena bien, verdad? Palabras bonitas, preciosas de ser ciertas. Pero en realidad tan solo eran palabras repletas de un concepto cartón piedra, a modo del más bello escenario de Hollywood.

Mentira. Una burda y absurda mentira.

Las palabras que tanto repetí para convencer(me), se transformaron sin yo saberlo en una bella trampa mortal. Una trampa con origen erróneo de base personal: Amar o querer más a la persona que se encuentra junto a ti, en lugar de amarse a uno mismo por encima de todo.

Supongo que te sentirás identificado a la hora de pensar en alguna de las relaciones que has tenido a lo largo de tu extensa vida amorosa. El tipo de «relación» que deja pequeñas cicatrices que te acompañan de por vida. Relación en la que permitiste hechos, acciones o circunstancias que nunca debiste aceptar. Licencias que permitiste y que conllevaron un deterioro de tu autoestima y dignidad.

En una relación tóxica lo que sucede es que poco a poco vas perdiendo la perspectiva real de lo que significa una relación. Tus expectativas sobre la misma comienzan a diluirse sutilmente, de modo que de forma inevitable entras una espiral de relación ajena a aquello que pretendías y deseabas en un primer momento. Es decir, pierdes la perspectiva de lo que realmente es y debería ser una relación sana.

¿Que podemos hacer para no sucumbir ante este tipo de relaciones?

Para evitar embarcarse en una relación tóxica, en primer lugar tienes que prestar atención a todos aquellos detalles o actitudes dañinas sobre tu persona. Detectarlas y no tolerarlas.

Si permites esté tipo de circunstancias en la primera fase de la relación,  comportamientos que quizá aceptas con tal de agradar y conquistar, estas autorizando sin ser consciente de ello, un comportamiento en el que la otra persona no tiene consideración ni le importa el daño que pueda causarte al no tener en cuenta tus sentimientos. Por lo que tendrás un alto porcentaje de posibilidades de que la persona a conquistar de por hecho que la relación puede fundamentarse en dichos términos. Términos que le son del todo favorables.

Puede que estas circunstancias no se de en un primer momento, y que surjan en el periodo de relación estable. No por ello, debes aceptarlos ni permitirlos. Si lo haces, vuelves a establecer los términos anteriormente descritos involucrándote en una relación tóxica.

Existen diferentes tipos de relaciones tóxicas, aunque suelen compartir un denominador común: Una balanza desequilibrada donde uno de los integrantes tiene mayor poder, otorgado por el otro, que lo utiliza de manera egoísta y en beneficio propio. Al ser conocedor de la situación el primero, los sentimientos del «ser querido» dejan de tener la importancia que deberían para este.

Lo curioso de este tipo de relaciones, es que tan solo serás consciente de haber estado inmerso en una de ellas, una vez terminada la misma y transcurrido el tiempo. Tiempo que permite un ejercicio duro e intenso de análisis personal sobre la relación que la distancia y el desapego permiten y otorgan.

Todo esto, no quiere decir que tengas que cerrarte al amor por experiencias negativas pasadas, no. Tan solo quiere decir que cuando lo hagas, el hecho de hacerlo, no implique dejar de amarte a ti mismo. Amar a la otra persona por encima de todo permitiendo que tú autoestima y dignidad puedan ser dañadas, no debe de ser NUNCA una opción.

Cuando ames, entrega(te). Pero nunca te denigres. 

 

Carlos Ramajo para –MiFaDeLoSu-

 

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