Conversaciones pendientes

Hoy toca hablar de conversaciones. Pero no de cualquier tipo de conversación, no. Sino de aquellas que no se produjeron. Conversaciones que un día quisiste, esperaste e incluso deseaste tener, pero que no tuviste la oportunidad de mantener. Hoy te voy hablar de esas conversaciones, las que se quedaron en eternas conversaciones pendientes.

Seguro que al leer estas primeras líneas, enseguida te ha venido a la mente una de esas conversaciones pendientes. Seguro que tienes o crees que tienes varias conversación pendiente en tu vida, pero tan solo una ha despertado repentinamente tu subconsciente tras leerme: La conversación pendiente que jamás tuviste con aquella persona.

Persona que un día formo parte de tu vida, con la que compartiste la totalidad de tu intimidad y en la que depositaste toda tu confianza. Y que a pesar que jamas imaginaras que pudiera fallarte o defraudarte, lo hizo.

Una conversación que anhelabas y necesitabas en su momento. Y que cada día que pasaba y no mantenías, más te quemaba por dentro. Una necesaria e imprescindible para expresar todo lo que sentías en aquel momento tras la deslealtad sufrida.

Aquella conversación con aquella persona que un día tanto te defraudo por su comportamiento injustificado aunque amparado en unos sentimientos lícitos pero egoístas, en la que hubieras podido decir que aquello ni había estado bien ni había sido justo. Sin pretender mucho más allá que el hecho de liberar todo aquello que llevabas dentro y así poder afrontar una despedida con la dignidad que merecías. Y que quizás por esa misma razón, por el conocimiento de la invalidez moral de los actos, jamás se te dio la oportunidad de mantener.

Una conversación que de haber tenido lugar en su momento, como mucho, hubiera servido para acallar esas vocecitas tan molestas que tanto atormentaban las noches.

Una conversación que si alguna vez tienes la ocasión de mantener, no querrás tener.

¿Por qué no querría mantener una conversación pendiente después de tanto tiempo deseandola?

Muy sencillo. Porque ya no te importará lo que de ella pueda derivar. Porque entenderás que tras la decepción tan solo podrán existir excusas que nunca justificaran lo sucedido. Porque te podrá más la pereza, el desinterés y la indiferencia hacia la persona, que mantener una conversación que no te aportara absolutamente nada para entender un comportamiento que en su día pretendías entender.

 

Carlos Ramajo para –MiFaDeLoSu

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