Cuando crees que ya has sufrido todos los desengaños que se pueden sufrir en la vida y que nunca nadie más te va a defraudar porque cada vez esperas menos de los demás, vas y sufres un nueva decepción. Y paradójicamente esta última e inesperada desilusión, se convierte en la mayor decepción que has sufrido hasta el momento. Tal es así, que esta vez te veras obligado a realizar un auténtico ejercicio de aprendizaje para salir fortalecido de ella sabiendo un poco más de la vida.
– «Los sentimientos de los demás son igual de importantes que los tuyos y por ello, tus actos también deben medirse antes de llevarlos acabo.»
La decepción
La decepción es lo que sientes cuando depositas toda toda tu confianza y cariño en una persona y esta decide voluntario o involuntariamente fallarte. Tarde o temprano en la vida acaba apareciendo y tras ella aprendes a elegir mejor a tu circulo más íntimo, más cercano. Pero sufrir decepciones tiene como resultado una consecuencia muy negativa: Te vuelves mucho más frío de lo que deberías y en tus relaciones interpersonales comienza a entrar en juego la desconfianza hacia los demás.
Una desconfianza que te puede llevar a cometer el mayor error de tu vida: Ser tú en esta ocasión quien falla a otra persona. Y cuando te equivocas y eres tú el que decepcionas a alguien, corres el riesgo de perder a esa persona para siempre.
Así que hoy no te voy a hablar de cuando alguien te falla a ti, sino de cuando tú lo haces. Una situación que va implicar sentimientos de arrepentimiento, vergüenza, inseguridad y tristeza.
Porque cuando eres consciente de que te has equivocado, lo primero que sientes gracias a la empatía es arrepentimiento. Te pones en el lugar de esa otra persona a la que has fallado y te asaltan los sentimientos de frustración e impotencia que con total seguridad ha podido sentir la persona a la que has decepcionado. Sentimientos difíciles de canalizar si no se ha trabajado adecuadamente la inteligencia emocional a través del desarrollo personal.
Tras ese inicial arrepentimiento llega la vergüenza. Volver a ver a esa persona a la que has desilusionado se torna ahora toda una odisea ya que eres consciente del daño causado con tus actos. Y por ende, esto produce inseguridad en tu persona y tristeza por la pérdida de la persona a la que has defraudado.
¿Qué puedes hacer tras un desengaño?
Te diría que evitar la equivocación. Es decir, no defraudar a nadie. Pero no. El ser humano, es una constante de prueba y error. Hemos venido a este mundo a equivocarnos. Equivocarse forma parte del crecimiento y desarrollo personal. Sin él, no se avanza. Por eso mismo te invito a que te equivoques mil y una veces más, ya que de eso se trata la vida. Tan solo te voy a pedir una cosa: Que de cada equivocación saques la lectura correcta y adecuada para no volver a fallar de la misma manera o el mismo modo.
Así que como evitar el error no es una opción para evitar la decepción, lo único que te queda es compensar el daño causado demostrando que eres consciente de tu gran equivocación. Que no solo no volverás a cometer el mismo fallo, sino que además ahora reparas el daño causado con la mayor gesta posible y necesaria para recuperar esa desconfianza creada esta vez hacia tu persona.
Carlos Ramajo para –MiFaDeLoSu–